ALEXEY TARAN: MOVIMIENTO COMPARTIDO
de José Roversi
Una de las cosas que más me ha aportado como ser humano y como profesional ha sido la interacción con personas de distintos países, diversos campos del conocimiento y tendencias disímiles de pensamiento; De alguna manera, el curso mismo impreso por los procesos sociales ha hecho de esta ventaja un requisito histórico no sólo deseable, sino indispensable. El impacto de las nuevas tecnologías en el mundo de la creación es, aún, imposible de valorar. Es simplemente demasiado potente, amplio y de vocación eminentemente permanente. Cada vez más el arte se hace interdisciplinario y lo interdisciplinario se hace arte. El mundo se desliza, suave e inconscientemente, hacia un cambio paradigmático que, por primera vez en siglos, no está asociado a la ideología ni impuesto desde el tope de la pirámide sino desde la base. Los primeros que han sabido capitalizar este cambio para expandir sus horizontes y capacidades han sido los artistas, cuya instintiva comprensión del mundo de lo sensible permite proyectar en el tiempo el cambio de las mentalidades. Hemos conversado con un creador original, de este tiempo de enormes cambios que aún luchamos por descifrar: el estupendo coreógrafo y bailarín cubano Alexey Taran.
¿A qué edad llegaste al mundo de la danza? ¿Cuáles fueron las circunstancias que lo facilitaron u obstaculizaron? ¿La tuya fue una vocación clara?
Llegué al mundo de la danza a los 10 años de edad. La circunstancia que lo facilitó, fue que para ese entonces mi madre, Alla Taran, profesora de violín, dirigía un conjunto de violines que acompañaba una obra clásica. Siempre asistía a este tipo de eventos con mi madre y eso hizo que me enamorara de la carrera del movimiento. Mi vocación fue bastante clara a pesar que era solo un niño.
Te formaste en una institución prestigiosa, histórica, con metodología distintiva y extraordinarios docentes: La Escuela Nacional de Ballet de la Habana (ENB). Entiendo que los procesos de selección que permiten ingresar a los candidatos son sumamente exigentes. ¿Fue difícil conseguir entrar?
Es cierto, son verdaderamente exigentes. Yo y otro chico fuimos los únicos seleccionados. Pero creo que lo mas difícil de esta carrera, son los 8 años de dedicación que debes entregar con responsabilidad y ganas.
¿Cómo era la atmósfera de la ENB cuando estudiabas? ¿Era dura la competencia? ¿Qué te aportó el contacto con maestros legendarios, como Igor Youskevith y Alicia Alonso?
La atmósfera entre los estudiantes era bastante amena y bien respetuosa. No acostumbro competir, para mi no fue una competencia; fue un aprendizaje en el que intenté siempre dar lo mejor de mi. Los maestros me aportaron conocimientos de distintos estilos, una visión amplia del movimiento y del arte escénico.
Tras graduarte, en 1988, te incorporas al Ballet Nacional de Cuba, probablemente el referente mas importante del ballet en el mundo hispano. ¿Cómo fué tu experiencia de esos años? ¿Qué te enseñó?
Luego de ocho años de carrera entrar al ballet con dieciocho años de edad fue un logro; pero muy pronto me di cuenta que el lenguaje propuesto por la compañía se alejaba de mis ideales y manera de expresar. Es por eso que al año y medio decidí indagar en nuevos lenguajes escénicos como la Danza Contemporánea y el Teatro y fue así cuando empecé a trabajar con la Compañía de Danza Contemporánea, Danza Abierta, dirigida por la Cubana Marianela Boán.
En 1992 te residencias en Caracas, Venezuela, donde te dedicas a una diversa variedad de proyectos, incluyendo la enseñanza y la interpretación. ¿Cuáles fueron las circunstancias que te llevaron a Venezuela? ¿Qué te aportó este país como artista?
Decidí quedarme en Venezuela mientras girábamos con la Compañía Danza Abierta dirigida por Marianela Boán. Presentábamos la obra “El Cruce Sobre el Niágara” y “Locomoción”. No recuerdo el nombre del Festival donde nos presentábamos en ese entonces, pero recuerdo que las funciones se llevaban a cabo en el antiguo Teatro 8.
Venezuela fue la casa de creación para los trabajos anteriores al 2007. Fue el lugar donde se engendraron distintas propuestas coreográficas como lo fueron 18 minutos por 2, Tiempos Bolo y Carne en Doce Escenábolos, obras creadas junto a la Compañia Neodanza de Caracas, dirigida por Inés Rojas.
En 1999 organizas un festival de improvisación en Teatro 8 de Caracas. El tema de la improvisación parece ser muy importante en tu propuesta ¿Qué retos y posibilidades plantea la improvisación?
La improvisación plantea infinitas posibilidades. Nosotros la aplicamos a través de un duro proceso de investigación físico y emocional. Es necesario ser parte de la obra en todos los sentidos, sentirte dueño y crédulo de lo que haces.
Un proceso en donde las vísceras se adueñan de la escena y donde el movimiento va creando forma. Trabajamos con textos, imágenes, fotografías y cada uno de los participantes aporta auténticamente parte de su historia, de sus vidas, de sus circunstancias, expresándolo a través de un nuevo lenguaje físico ligado a la emoción.
Has viajado mucho, bailado en diversos lugares, entrado en contacto con varias formas de entender la danza. Los bailarines comparten un lenguaje, una experiencia vital. ¿Qué te ha aportado bailar en distintos países, colaborar con profesionales de trayectorias diferentes a la tuya?
Siempre el intercambio ha sido para mi un honor. El poder presentar el trabajo en otras partes del mundo y expresar nuevas ideas frente a otras culturas da un resultado y feedback muy interesante. La posibilidad de colaborar con profesionales de la misma o distinta trayectoria es algo que siempre me he plantado abiertamente. Me gusta la creación en conjunto donde todos aportan parte de si mismos, logrando en conjunto una obra.
Tienes una larga experiencia docente, que incluye la Compañía de Ballet del Teatro Teresa Carreño de Caracas. También has dictado talleres de improvisación en Europa y América. En tu opinión ¿Qué necesita un buen maestro de danza?
Un buen docente necesita brindar los conocimientos sin mezquindad. Dar el todo por el todo incondicionalmente, dejando parte de uno mismo en los estudiantes. La labor de docente la siento muy gratificante.
En 2005 creas, junto a otros artistas, el Proyecto Espacio de Revoltillo Escénico "Bistourí". Una denominación que sugiere un enfoque preferentemente ecléctico. Háblanos de esta experiencia.
Bisturí nace luego de años de trayectoria. Decidí independizarme y establecer mi propia compañía, integrándola por distintos artistas de diferentes trayectorias que han sido parte de los distintos proyectos. He tenido el placer de trabajar con Músicos (Frank Woow, Enrique Millán, Mio Morales, Andrés Levell, Omar Roque, Miguel Noya) Bailarines (Auraelena Pisani, Arais Batle, Rommel Nieves, Inés Rojas, Carla Forte) Artistas Plásticos (Lino Rojas, Félix Suazo), Cantantes (Anna Rosa Rodríguez, Omar Roque) Escritores (Vicente Forte, Carla Forte), Videastas (Carla Forte, Eduardo García), logrando entre todos una obra multimedia.
En 2007 te trasladas a Miami. Allí vienes trabajando en la Compañía Ere Bistourí y has desarrollado una propuesta cuyo nombre me intriga: BOLO (Mechanical Planet vs. Intro-ghetto Action)
“Bolo” nace en Venezuela. Fue presentada en el 2005 en el Festival de Jóvenes Coreógrafos. Esta obra fue el resultado de nuestra vida diaria como artistas en aquel entonces. La falta de espacio para trabajar, la situación económica y montones de otras circunstancias, nos hacían crear “bolo” con las uñas. (Mechanical Planet vs. Intro-ghetto Action) significó crear un nuevo planeta, bajo un nuevo sistema de vida, nuevas leyes impuestas por nosotros mismos, que al mismo tiempo se enfrentaba con nuestra realidad al dejar las tablas o los ensayos. La necesidad de buscar un sistema en el que nos sintiéramos cómodos y libres para expresar lo que queríamos se hacia indispensable.
“Bolo” resultó siendo una obra de calle que ha sido presentada en distintos festivales al aire libre. La última presentación la llevamos a cabo el año pasado en San Vicenti, Croacia.
Has sido galardonado con un número importante de reconocimientos. Uno, particularmente, reviste mucho prestigio: el Guggenheim Fellowships Award 2007, US & Canada Competition, Creative Arts.
Apliqué al Guggenheim antes de decidir quedarme en USA. Me enteré que había sido seleccionado como uno de los ganadores de esta beca en la Ciudad de New York, mientras nos presentábamos en el Festival “Gorillas Fest”, organizado por un buen amigo y coreógrafo llamado Bill Young y su esposa Colleen Thomas.
Ser parte de los seleccionados del Guggenheim es para mi un sueño cumplido; desde muy joven siempre pensé en aplicar. Gracias a ese premio se me han abierto otras puertas.
¿Qué proyectos estás preparando en estos momentos?
Actualmente tenemos un proyecto llamado Symbol que próximamente viajara a New York.
También soy editor de la película Bloodbath Test, dirigida por los Hermanos Forte. Y actualmente también participo como Productor, Director de Arte y Editor de la Nueva película Historias de la Urbe que será rodada próximamente estará también dirigida por los Hermanos Forte en la Ciudad de Miami.
Muchas gracias Alexey. Ha sido sumamente interesante conocer mas de tu trabajo.
Gracias a ustedes. Reciban un fuerte abrazo.
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I N T E R V I E W S
Sunday, 28 February 2010
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