I N T E R V I E W S
Wednesday, 21 October 2009
Giulio Mozzi en la Lanterna Magica.
Mi Profesora de Italiano me invita a la presentación del último libro del escritor padovano Giulio Mozzi. Tomo, como de costubmbre, o mejor dicho, de mala costumbre, cámara de vídeo y trípode. Tengo siempre esta angustia por registrar los momentos que me pueden resultar interesantes (y que en la práctica son casi todos). Luego me entretengo y se me olvida grabar, o tan solo grabo, apurado, unos segundos. La dirección que debo buscar es: Via Euganea, nº 27. El nombre del lugar al que debo acudir es "La Lanterna Magica".
Camino y camino, pregunto y pregunto. Paso puentes, estatuas de mármol, bares, calles repletas de Vespas y pizzerias. LLego al "Duomo", allí cruzo a la derecha, luego a la izquierda, doy la vuelta, me desespero, pero al fin llego. En ninguna parte veo la librería. Pregunto a un señor medio calvo, con delantal, que me indica una una vieja puerta en un portal inmenso, flanqueado por columnas ennegrecidas por algún fuego. Empujo la puerta, no abre. Suena un timbre y vuelvo a empujar. Entro y me recibe una mujer alta, con el cabello negro muy corto, un rostro bello y una expresión aún mas bonita en la mirada. Silvia, se llama.
De unas escaleras, detrás de Silvia, emerge un señor de unos cincuenta años, mas bien bajo, vestido de forma hipercasual. Está despeinado y, en general, bastante desaliñado, pero su aspecto es mas bien atractivo. Es un hombre robusto, dinámico, e inteligente, como si Carlos Marx viviera hoy en día en Padova y no llevara barba. Es Giulio Mozzi, el famoso Giulio Mozzi.
El lugar se va llenando poco a poco. No es grande, pero tampoco pequeño. No es lujoso, todo lo contrario, pero es elegante, a su espartana y bien dosificada manera.
Se presentan criauturas de la fauna literaria de Padova (asumo yo). Mujeres guapas, estilizadas, algunas con ropa muy ajustada, peinados aerodinámicos y caras de interesantes. También aparecen hombres con gafas de carey, no al estilo de Woody Allen exactamente, sino mas bien al estilo de Sergio, un viejo amigo. De hecho, uno de ellos es exactamente igual a Sergio.
Mozzi inicia la presentación del libro con palabras sencillas, agradeciendo a los presentes su aistencia. Habla de su libro, una recopilación de historias breves, algunas de las cuales a escrito en sus viajes en tren por el norte de Italia. Mozzi es uno de los mas famosos usuarios de la red de Trenitalia. Dicen que nunca aprendió a conducir para tener que tomar siempre el tren. Lee, con mucho talento, varios pasajes del libro que encuentro divertidísimos. Mientras mas habla, mas me gusta lo que escucho. Es un hombre con talento, un hombre capaz.
Al terminar la presentación, el mismo Mozzi organiza un juego literario, que consiste en buscar, lo más rápido posible, algún pasaje puntual de su libro. El que lo consigue primero debe correr al centro de la habitación y coger una escobilla de baño. Los premios son libros de Hemingway y otros clásicos.
Al final he visto llegar a Gianna, mi profesora de italiano. LLeva una ruana parecida a las de los habitantes de Los Andes. Es alta y distinguida. Tiene un hablar delicioso; ríe pero parece que llora y mira con ojos profundos y sorprendidos, como los de un bebé. Va acompañada de Paolo, su novio; un joven alto, bien parecido, también escritor y con aire rabínico. Conversamos de todo un poco. Descubrimos que tanto Paolo como yo amamos una película en particular: The Party. Somos capaces de recitar de memoria varios fragmentos de la película de Blake Edwards y Peter Sellers. "Los hombres son niños toda la vida", dice Cecilia, mi novia adorada. Tal vez tiene razón.
Veo a Gianna y se ve bella, radiante, fresca. Repentinamente abraza a su novio con enorme ternura, con un sentimiento purísimo. Está enamorada de Paolo. Cuando la gente ama, como lo hace mi profesora de italiano, se ve maravillosa.
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