I N T E R V I E W S

Tuesday, 9 March 2010

SIENDO TRINO MORA: RADIOGRAFÍA DE UN MITO







de José Roversi

La venezolana de hoy es una de las sociedades mas conservadoras que conozco. Muchos pensarán que me he vuelto loco. Pero cabe preguntarnos ¿Cuál fue el último escritor que publicó un libro no convencional, rompedor, creador de culto? ¿Cuál fue el último cineasta en crear una obra que llene las salas de cine, como hizo Clemente de la Cerda en la década del setenta, y ponga a la gente a debatirla en las calles? ¿Cuáles son los músicos haciendo una “música” genuina, aguda, hiriente, incómoda, que quede como testimonio vital de una época?

La síntesis de este espíritu ultra conservador, preñado de contradicciones, la encontramos en que, cuando se habla de cambio, (que en Venezuela ha tenido un saldo dramático los últimos once años) pocos parecen aceptar que el cambio haya, siquiera, ocurrido: unos insisten en que “las cosas no son lo que parecen, aquí los cambios no son tan radicales, no va a pasar nada” (es decir, que no hay cambio) y los otros insisten, a su vez, en que tampoco la cosa es tan seria: “Esto es pura bulla, ¿Cuál revolución? Aquí no va a cambiar nada”. (es decir, que no hay cambio).

Estas interrogantes, idealmente, deben ser formuladas y resueltas por los hombres y mujeres que viven en el país y no por los que lo hacemos en este extenso y peculiar país virtual que es “la otra Venezuela”; esa que se está construyendo, caótica e intuitivamente y de forma eminentemente no asociativa, fuera de nuestras fronteras geográficas.

He conversado y compartido ideas y opiniones con personas de diversos países y disciplinas del conocimiento. Esto lo he hecho a través de los medios mas disímiles: desde los más “Mainstream”, como la TV o la radio, hasta los mas “Guerrilla”, como los asociados normalmente al 2.0. Pero una tarea se ha ido quedado pendiente, y no de forma inadvertida sino dolorosamente consciente: la de sentarme, en un cara a cara, con mis propios compatriotas, los venezolanos, y así tratar de comprendernos y comprenderme. Pero no es fácil.

Uno de los principales problemas para este cometido es que con demasiada frecuencia tendemos a evitar, no las temáticas, porque de ellas hablamos libremente, sino la autocrítica: ese ejercicio tan marxista y cristiano al mismo tiempo. Cuando dos venezolanos nos sentamos a hablar de temas medianamente trascendentes, a tratar de comprender a Venezuela, sucede como en la divertida imagen sugerida por Jerry Seinfeld: “Es como dos magos tratando de engañarse el uno al otro”. Nos conocemos demasiado bien.

Pero he querido empezar, y hacerlo, además, con un entrevistado cuya personalidad me ha cautivado durante años; un hombre cuya enorme popularidad se ha visto contrastada por la polémica y la crítica despiadada; un hombre cuyo gran talento, personalidad carismática y contracultural le han valido un lugar que, en nuestro país, poquísimas personalidades ocupan: el de leyenda de la cultura popular venezolana.

Quiero agradecer a Trino Mora el gesto generoso de esta entrevista; la entretenida e interesantísima conversación, el trato familiar y amigo y una calidez que no puede dejar de recordarme todo lo bueno, decente y puramente venezolano que aún habita en nosotros. Eso no debemos perderlo nunca.

El proceso de realización de esta entrevista se produjo entre los meses de Febrero y Marzo de 2010. En el ínterin, ocurrió la irreparable pérdida de la madre de Trino Mora. En vista de ello, pensé posponer, por unos meses, nuestra conversación. Una semana después de la desaparición física de su madre, recibí un correo de Trino en el que me indicba fecha y hora para nuestra entrevista: no la había olvidado. Entendí entonces que el duro contestatario y políticamente incorrecto Trino Mora es, ante todo, un hombre formal.

En 1964 Trino Mora, un joven caraqueño de dieciocho años, regresa de estudiar en los Estados Unidos y se encuentra con una Venezuela que da sus primeros pasos en democracia. Rómulo Betancourt está a punto de entregar la presidencia de la república a su compañero de partido, Raúl Leoni. La izquierda venezolana ha tomado el camino de las montañas y la lucha armada se encuentra en su momento mas álgido. La TV se desarrolla a increíble velocidad y Renny Ottolina es su mayor referente. La venezolana es, aún, una sociedad eminentemente conservadora.






¿Cuáles son las circunstancias de tu viaje de estudios a los Estados Unidos?

Irme a estudiar a los Estados Unidos fue un asunto de rebeldía. Yo empecé a ver películas de Marlon Brando y James Dean. Mi primer disco de Elvis Presley me lo regalaron cuando tenía 13 años y eso cambió mi vida. Entonces no podía salir a la calle, porque me metía en problemas. Era otro país: tu te ponías cualquier cosa “rara” y eras esto o eras lo otro. Mi mamá me mandó entonces a una academia militar en los Estados Unidos. Hice tres semestres de Junior College en Fort Lauderdale y me vine a Venezuela. Desde que llegué al aeropuerto empezó la cosa. “¡Marico, marico, marico!”. “No pana”, me dije, “Aquí tengo que hacer algo por el país, esto no puede ser”. Y así fue.

Háblanos de los primeros tiempos de tu carrera ¿Cómo empezó todo?

Me inicié tocando en las calles. Mi experiencia nace de allí. Cuando llegué de los Estados Unidos no me querían aceptar: estuve tocando por las calles como año y medio. Era la época de las patotas en Caracas. Yo digo que los primeros videoclips que se hicieron en Venezuela, en blanco y negro, me los hizo la Digepol (actual DISIP) a mi. Al final de cada presentación callejera aparecía el grupo “The Police” como invitado: tu sabes, la policía…

Empecé con el grupo “Los Duendes”, en la calle. Nos protegían los patoteros. Mi historia es muy diferente a la de los demás cantantes. Cuando yo llego aquí todo el mundo estaba empatado con alguien para avanzar en su carrera. La sociedad venezolana es supuestamente liberal. Yo me mantuve en mi actitud.

¿Dónde tocaban?

Empezamos tocando en el callejón Berrizbéitia, en El Paraíso. De allí salíamos a recorrer la zona. Yo iba en Jeep y me rodeaban los patoteros con sus motos para protegerme. Yo era el protegido. Era la voz cantante de la rebeldía contra una sociedad de cómplices. La gente se asomaba por las ventanas para vernos. Había mucho miedo: miedo a traspasar la línea del subdesarrollo. Algunos nos apoyaban, otros no. Pasábamos frente a la Iglesia de la Coromoto y por La Fuente. Luego seguíamos hacia el este: Santa Mónica, Los Palos Grandes, y siempre con la policía atrás, grabándolo todo. También hacíamos la Concha Acústica del Parque La Paz. Al final regresábamos siempre al callejón.

¿Cómo llevaban el equipo? ¿De dónde sacaban la energía para conectar los amplificadores?

El equipo lo llevábamos en un camión. Yo me montaba en el camión y allí la gente me acompañaba. En las casas de familia nos prestaban la electricidad: de ahí sacábamos la corriente para los amplificadores. Yo empecé a cantar duro porque mi voz estaba conectada a la primera guitarra. ¿Te imaginas? Debo haber cantado durísimo para que la gente me escuchara.

¿Y ya había problemas con la policía?

Cuando la policía me metía en una jaula y me quería llevar, la gente rodeaba la jaula y me tenían que soltar, o la tumbaban. Era una época convulsionada. Estaba el tema de las protestas estudiantiles y a la policía cualquier cosa que le sonara a "Yanqui", que fuera en inglés, le parecía peligroso, transculturizante. Veían las motos, nuestra ropa, las chamas en minifalda. Nosotros hacíamos Kárate, pesas. Éramos totalmente diferentes a la gente que se vestía de “Caqui”: la palabra que con que se nos describía era “raros”.






¿Cómo pasas del circuito local al circuito nacional?

Richard Herd tenía un programa llamado “El Club del Clan”. Yo pensé que tenía que hacer conocer lo que hacíamos; la policía no podía seguir persiguiéndonos y que la gente no supiera que era lo que estaba pasando. Empecé a cantar allí y me quedé dos años. Entonces me fui al Show de Renny.

¿Cómo era Renny?

Renny era un tipo prepotente, déspota, perfeccionista y muy profesional. Tenía un gran ego y alrededor de él siempre había cualquier cantidad de “Jalabolas”. Era un tipo fuera de serie, que se preparaba muy bien. A Renny le cambió la vida cuando se le murió un hijo con problemas que tenía. Y luego cuando el accidente de Rhonna, que cayó en una piscina sin agua. Cambió de actitud, se volvió mas humano. Es en esa época que se mete a candidato a la presidencia. Como profesional aquí no ha habido un hombre de la calidad de Renny.

¿De donde provenía tu material?

Yo grababa lo que estaba de moda en los Estados Unidos en español. Por eso es que las pegué todas. Llegó “Happy Heart”, de Andy Williams y ahí mismo la grababa y la pegaba. Eso fue durante los primeros cuatro años de mi carrera. Después empecé a escribir mi material, como “Sé Tu mismo” o “Libera Tu Mente”.

En 1967 Trino Mora inicia una exitosa carrera en solitario. En dos años publica cuatro álbumes: El Sol No Brillará Nunca Más (1967) Trino Mora (1968) La Voz Juvenil de Venezuela (1969) y Trino Mora a Color (1969). Se convierte en la voz joven de Venezuela. A partir de 1970 Trino empezará a grabar material propio y a asumir posturas críticas sobre la problemática venezolana.







Eres uno de los representantes mas destacados de la década de los sesenta en Venezuela. Una década mítica, trascendental; preñada de ideología, de cambio social ¿Cómo fueron aquellos años?

Aquí siempre ha habido comunistas; tu sabes, según ellos. De esos que, en lo que se graduaban, tomaban Champaña y Whisky. Luego se aliaban a los partidos y entonces ya no estaban contra el sistema y la agarraban con uno. Era una manera de disimular los complejos y los resentimientos, supongo. Siempre ha sido igual desde que yo recuerdo. En aquella época todo el mundo estaba confundido con el tema político, la lucha armada, etc. Que si los revolucionarios, que si los yo no se qué. Había un grupo en Sabana Grande al que llamaban “Los Sobacos Ilustrados” ¿Sabes por qué? Porque andaban siempre caminando por ahí con un libro bajo el brazo pero nunca lo leían. Todos se volvieron alcohólicos y se aliaron al gobierno. Cambiaban las ideas por una botella de Whisky.

¿Qué tipo de jóvenes eran ustedes, los que marcaban las tendencias de la moda, de la música?

Un grupito de nosotros en Venezuela quería alcanzar al mundo, ponerse al día con todo: a nivel mental, de moda y musical. Es el grupo de personas que estuvimos involucrados en La Experiencia Psicotomimética (1968), el primer show que se hizo en Venezuela combinando luces y música, intentando dar un mensaje, producir una experiencia diferente.

Mis compañeros de esa época no han seguido escribiendo, componiendo, grabando. Viven de las rentas de aquella época. El único que ha seguido en activo, escribiendo y grabando década tras década, he sido yo.

La década del sesenta es, además, la década en que se popularizan las substancias psicotrópicas: la marihuana, el LSD, etc. Tu te movías en un mundo de vanguardia y fue en ese mundo, precisamente, que el fenómeno despegó ¿Cuál fue tu posición frente al boom de las drogas?

Yo escribí “Sé Tu Mismo” por eso, justamente. Mis amigos decían que yo no estaba en nada porque no me fumaba marihuana ni me metía cocaína ni LSD. Te miraban como a un bicho raro. Escribí también una canción llamada “Medio Ambiente” que habla sobre eso. Por eso te digo que mis canciones hablan de la historia contemporánea de Venezuela, de lo que ha pasado desde que tengo uso de razón. Yo he narrado todo eso y he dicho la verdad, y eso es lo que no me perdonan: acuérdate que la música es un poder…

Algunos de los amigos que me ayudaron a “caerme a coñazos” con la policía en la calle, en los primeros tiempos, después se metieron en el tema de la droga. Entonces tuve que escribir la canción “Se Tu Mismo”· Ahora estoy haciendo una campaña, yendo a los colegios, a la primaria, dando charlas, hablando a los niños sobre las drogas.








A principios de la década del setenta Trino Mora, ya estrella consagrada de la música, inicia un camino de autoconocimiento y reflexión que le lleva a explorar diversas tendencias del pensamiento. Se le ha señalado como uno de los pioneros de la cultura de Nueva Era en Venezuela. Este proceso tuvo una influencia decisiva en su trabajo.

¿Cómo llegaste a la Metafísica? ¿Qué impacto ha tenido en tu vida?

Yo empecé a hacer metafísica junto con mi mamá y Connie Méndez en los setenta. Entonces empecé a desarrollar cosas que tenía dormidas; cosas que tenía allí pero que no sabía que tenía. Eso me ha ayudado mucho. Yo no creo en las religiones: yo creo en Jesucristo. Dime algo. ¿Qué líder religioso conoces tu que esté “pelando bola” ahora mismo? Todos tienen aviones; todos están de maravillas. El Papa tiene una ciudad para él. El único líder que “peló bola” de verdad fue Jesucristo. Entonces yo creo en Jesucristo.

La metafísica me ayudó a encontrarme a mi mismo, a mi “Yo” personal. El encontrarme conmigo mismo, con ese “Yo” personal, ha sido como hablar con Dios directamente, sin ninguna operadora que te comunique. Tu mismo haces tus propias oraciones. Al tiempo empecé a descubrir cosas: la metafísica habla de luces, de colores, de ángeles, de la llama violeta, la llama rosa, la llama verde, la llama azul y una serie de cosas que se usan también en las religiones. Todo está conectado si buscas los puntos de coincidencia y te creas tu propia opinión.

Entonces noté que todo el mundo estaba teniendo sexo: en los ascensores, en las platabandas de los edificios, en el autocine, etc. Y había, también, una cantidad de prejuicios. Era una situación de evolución con involución la que había en el país. Esta involución era aprovechada por los políticos y la gente que quería evolucionar lo tenía difícil. Entonces pensé que había que liberar la mente y dejar que las cosas fluyeran con normalidad. Así escribí “Libera Tu Mente”. También quería apoyar a la mujer, dignificarla. En una parte de la canción dice: “ No creas que has hecho mal, porque el amor es natural”. Había gente a la que no le gustaba escuchar ese tipo de cosas.








¿Cuál fue la reacción ante un tema como Libera Tu Mente?

“Libera tu Mente” era una canción prohibida. No la dejaban cantar a las niñas en los colegios de monjas y a mi no me dejaban entrar a casas de familia. Me veían como un peligro y eso, curiosamente, me hizo mas interesante a los ojos de las muchachas. Tuve muchas novias, las mas bellas de la época.

¿Te adelantaste a tu época?

Hay gente que dice que yo me adelanté a la época. Yo no me adelanté a la época, lo que pasa es que yo me metía en todos lados. En burdeles, por ejemplo, en donde te encontrabas a la mitad del congreso de aquel entonces, adecos y copeyanos, con putas y botellas de Champaña. Iba a los sitios Gay, en los que, fíjate tu, encontré mas comprensión. Iba con mis amigas. Lo único es que tenía que ir al baño de mujeres, porque si iba al baño de hombres se llenaba aquello y no me dejaban orinar.

Yo he hecho metafísica, cursos de OVNIS; estuve con José Luis Valdés, un carajo que tenía campamentos de OVNIS en México. Estuve haciendo medicina cuántica por un tiempo. Formación y aprendizaje para hacer lo que estoy haciendo ahora.

Publiqué un disco llamado “OVNI” en 1999. Es sobre un tipo que agarra un OVNI y sube al cielo para hablar con Dios. Y le hace una serie de preguntas: ¿Nos van a seguir engañando con las religiones? ¿Jesucristo va a venir de nuevo? ¿Esto va a cambiar? Entiende, entonces, que Dios está en las cosas sencillas: la sonrisa de un niño, la belleza de una flor, etc.

¿Cómo has sobrellevado el peso de la fama? ¿Te cambió el hecho de ser popular?

Yo nunca me dejé atrapar por la idea de la fama. Eso te envanece. Eso te destruye. Yo salgo a la calle tranquilo. Disfruto del cariño y el afecto de la gente, que es lo importante. Si voy a las Mercedes y me paro a comerme una arepa a las tres de la mañana me están esperando afuera los muchachitos, los lateros, para que les cante un Rock and Roll. Y se los canto. Yo nunca me envanecí. Es que no tuve ni tiempo ni oportunidad de envanecerme, de creerme divo, ¡no me han dejado!








Trino Mora se convierte en una fuerte voz crítica frente a la realidad venezolana contemporánea. Sus francas y directas opiniones le valen la antipatía de unos y el aplauso de otros. Es uno de los pioneros en la defensa de la producción nacional y de los pocos que continúa en una línea de trabajo y acción consecuente con ella.

Empiezas a grabar temas críticos, reflexivos, sobre la realidad del país. ¿De donde te vino esta preocupación?

Como mis padres eran educadores, yo siempre entendí la música como algo pedagógico y a favor de la gente. No en el estilo de Alí Primera, que denunciaba las políticas de los americanos y se metía en el tema de la lucha política. El pobre Alí, si estuviera vivo, no estaría con este gobierno. Yo tengo dos recuerdos de Alí; de las únicas dos veces que lo vi y que compartí con él. Una vez coincidí con él en una fiesta de un locutor de radio amigo mío. Yo estaba allí con una amiga, Belén Marrero (popular actriz de la TV venezolana). Alí estaba sentado sólo, con los brazos cruzados. Yo me le acerqué y le pregunté que le pasaba: “Aquí está todo el mundo tomando Whisky”, me dijo. Le pregunté que era lo que el bebía y me respondió que ron. “Ya vengo” le dije. Entonces le fui a comprar una botella de ron y nos la bebimos.

La segunda vez fue unos meses antes de morir Alí. Sería en diciembre de 1984 porque el murió en febrero de 1985. Coincidimos en un sitio en Caracas que era el templo del Rock y que se llamaba el “Julius”. Yo estaba con una amiga. ¿Qué haces aquí?” le pregunté. ¡Nos metimos una rumba que tuve que agarrar un taxi y dejar el carro en Sabana Grande! En todos los sitios en los que entramos aquella noche la gente no podía creer que es lo que estaba pasando. Era un tipo excelente, que tenía sus convicciones.








Tu has sido uno de los músicos venezolanos que mas ha pensado a Venezuela desde la circunstancia de su obra. ¿Por qué tenemos un país tan caotizado?

Yo siempre he tenido problemas con el asunto de la sociedad venezolana, que es supuestamente liberal, pero en la que abunda una especie de materialismo marginal. En nuestro país ponen, por ponerte un ejemplo, a un panadero a manejar un submarino porque es amigo de algún personaje poderoso; cosas que no tienen sentido. Aquí pasa de todo, pero nadie fue. Toda mi vida, toda mi experiencia está reflejada en mis canciones y en ellas siempre he tratado el tema del país.

Los venezolanos parecemos ser incapaces de escapar al tema del tremendo debate político que hoy existe. ¿Tú como lo ves?

Los Chavistas dicen que soy escuálido y los escuálidos dicen que soy Chavista. Cuando toco en vivo le digo al público: “miren, los hechos que menciono en estas canciones no son indicios, son verdaderos”. Y me han mandado a bajar de la tarima en los setenta, en los ochenta, en los noventa, etc. Es el mecanismo de defensa que ha encontrado la maquinaria de aquí.

Cuando cayó Pérez Jiménez la gente a la que se le había asignado un apartamento en la urbanización 2 de Diciembre, después 23 de Enero, los alquilaron y se fueron a vivir con esa renta a un rancho. Entonces los políticos descubrieron que los votos estaban en los ranchos. Hacían sus mítines en el Nuevo Circo y traían autobuses de todas partes de Venezuela. Les daban a las personas que traían del interior unas planchas de Zinc y unos bloques para que se quedaran en Caracas. Eso no sólo no ha cambiado, sino que se ha vuelto peor. Ahora han hecho un teleférico en la Charneca, para que la gente se quede allá. La gente no lo ve. Está pelando allí en la montaña y le están diciendo que de allí no la va a sacar nadie. La política ha sido aquí el negocio mas rápido para hacer dinero.

Y has hablado de ello en tus canciones…

Yo escribí una canción que se llama “La Familia Ejemplar”, dedicada a Blanca Ibáñez y a Lusinchi, que se fueron bien lejos.
Escribí también una canción que se llama “Joven”, en la que le digo a los chamos que no se dejen engañar por los políticos que quieren arrancarles el voto. En una canción mía, “Demogracia”, se adelanta todo lo que está ocurriendo ahora. Habla de una democracia graciosa. Otra canción, “Moral y Luces”, que volví a grabar recientemente, habla de los burguesitos comunistas, que se meten a la derecha o se meten a la izquierda, dependiendo, y hacen negocios y venden al país…







Trino ha cumplido cuarenta y cinco años de carrera artística el 18 de enero de 2010. Es uno de los músicos venezolanos en activo con mas tiempo sobre los escenarios. Sus fuertes opiniones y vida sentimental han sido ampliamente publicitados por los medios informativos. Actualmente trabaja en uno de sus proyectos mas ambiciosos.

Investigando para esta entrevista he visto vídeos tuyos tocando con mucha gente, en muchos momentos. ¿Qué recuerdos tienes de esa época tan agitada?

Tuve la oportunidad de cantar con Joan Manuel Serrat, Las Supremes, Blood Sweet and Tears y Donna Summers, entre otros. Con Serrat canté cuando vino en 1971. Tenía aquella canción de “Suegra”. Cantamos en el Hotel Tamanaco. Con las Supremes fue en el Caracas Hilton en 1970. En 1974 canté con Blood Sweat and Tears. Los tipos de vaina se fumaron el Nuevo Circo. Metieron una caja de ginebra en la tarima. Fue una experiencia buenísima. Con Donna Summers canté en el Poliedro y en el Tamanaco.

Has sido, además, uno de los sumos sacerdotes del culto a Elvis en Venezuela…

Cuando se murió Elvis Presley, la primera misa que se le hizo se la mandé a hacer yo. Eso fue dos días después de su muerte, el 18 de agosto de 1977. Se hizo dentro de una iglesia y fue un problemón. La gente empezó a bailar Rock and Roll y el cura era un gringo que se quitó la sotana. Los curas de allí se complicaron todos y me prohibieron que hiciera cualquier otra cosa en la iglesia. Yo les respondí por la prensa, diciéndoles que entonces no casaran gente en Sábado Sensacional que a los tres meses estaba divorciándose.







Tu vida emocional ha hecho portadas. Se te conoce por haber salido con buena parte de las mujeres mas bellas de Venezuela…

Mi vida emocional ha sido el equivalente de una película de acción. Me casé una sola vez, con Mari Solíani. También mantuve una larga relación con Jeannette Rodríguez. Ahora tengo una pareja increíble que me ha nivelado y se ha encargado de muchas cosas. Es una mujer excelente, una persona muy inteligente.

¿En qué estás trabajando ahora mismo Trino?

Estoy trabajando en un disco de fusión. Un disco que para mi es una joya. Lo he trabajado a lo largo de ocho años, sin prisa, sin presión. Hay una canción que se llama “Recordando el Futuro”, que habla de la Biblia, de la religión, de la regresión y la reencarnación. A mi me dio un patatús; me encontré en un hospital y le dije a Jesucristo: “Si me sacas de esta, yo te escribo una canción”. Para hacer la canción que dedico a Cristo visité todos los templos: Católicos, Evangélicos, Testigos de Jehová, Pare de Sufrir, etc. En Pare de Sufrir me pasé dos semanas metido; ¡Lo que pasa es que Dios es grande y me fui para el carajo!. También hay en este disco una canción muy bonita dedicada a la virgen María. Dedico otra canción a una vieja novia, una norteamericana de la que no había sabido nada en treinta años y un día, de repente, me llama y me dice: “Mira, esto es un milagro”. Le escribí una canción y la llamé “The Miracle”. Es un disco con mucho sentido, con mucha profundidad, pero sin dejar el Rock And Roll: hay una canción dedicada a Elvis Presley y una versión de Otis Redding. En fin, un resumen total de lo que he aprendido en todo este tiempo: un disco bien “volado”.

¿Te planteas la posibilidad de escribir un libro?

Me han propuesto escribir un libro y yo respondo que como no, pero que allí contaría la verdad. Lo llamaría “La Vida es un Rock and Roll”. Pero yo no quiero una novela. Yo quiero una narración de las cosas que he vivido. Pero no es fácil. A veces eso no gusta. Mucha gente de este medio escribe memorias incompletas. Por ejemplo, no mencionan su vida privada. Cuentan solo parcialidades. Se presentan como héroes. Yo no quiero aparecer como un héroe, sino como lo que soy: un hombre.













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